La llegada del cura nuevo…

Hacía días que había movimientos nuevos en la capilla San José. El grupito de la foto no era que pisara mucho adentro de sus muros; más bien andaba por afuera. El contacto más frecuente con sus paredes era algún pelotazo contra la parte que oficiaba de colegio. Dueños y señores del campito, eso sí.  Con el cura viejo de sotana era como que había una especie de acuerdo nunca conversado: Uno no iba a tratar de arrearlos a la misa y los otros no le iban a apedrear «el rancho». Respeto mutuo, que le dicen.

Atentos a los movimientos de abajo se vió salir a uno en bicicleta. Venía como taponazo, pero se paró enfrente. Morrudo, petizo. Extendió un saludo con una sonrisa amplia.

-«ío sono no sé qué». (nos miramos para ver si alguno le entendió alguna cosa). Dejó una latita de pastillas que decía «Profuma l’alito» o algo así. Tendió la mano apretando que dolió y siguió pedaleando como un condenado, perdiéndose en las calles polvorientas del barrio.

-No tiene sotana pero creo que es el cura nuevo, dijo uno.

El negro abrió la latita de pastillas y repartió. Y empezó a hacer arcadas. Tenían un gusto raro, si, pero a mi me gustaron.

«Competencia desleal.»

35 cmts. de altura entre los dos oponentes.

Algunas lecturas posibles:

Él, es un escultor que se supo importante, porque se lo dijeron y se lo creyó. Que ésto , que lo otro, ¡qué genial volumen!, ¡cómo trabaja el movimiento!, ¡qué forma, qué belleza! …  pero está enojado. Porque ese humilde pedestal le quita protagonismo: «¡No puede ser!», piensa.  Lo que no sabe es que a veces no se puede competir contra el agua, el fuego, el sol y el viento unidos con el tiempo y la naturaleza toda, sumados a la efímera intervención de los hombres y mujeres.

Luego, más acá,  alguien le dijo que esa piedra, así como la ve, tiene orígenes en los polvos del cemento de las sierras de Minas. Y que viajó mucho. Pasó por Solís de Mataójo hacia el sur,  por la ruta 8. Se transformó luego en soberbia columna de alumbrado público, que miró hacia el cielo, y alumbró. En la zona cerca de Soca  tuvo un nido de hornero arriba. ¿Qué más pedir?

¿Qué cosa terrible le sucedió, qué rayo, qué tragedia, la transformó en ese pedazo de hormigón con un número 28 pintado de amarillo, y con un trozo de hierro adentro?  No se sabe. Apareció en algún momento en la calle Zapicán,  de Neptunia. Y estuvo tirada varios días junto a la cuneta. Ésto, ya lo ví yo (testigo vivo): convertirse en proyectil en manos de  un vecino que vive una cuadra más abajo, que con cara de terror la arrojaba contra una víbora muy colorida que cruzaba delante suyo y dándola por muerta, secándose el sudor,  siguió caminando calle arriba un poco más tranquilo.

A ella la vi salir debajo de la piedra después de unos momentos e internarse en los pastos de enfrente, lo más bien. De las ocasiones en que la volví a ver (a la víbora) y de como termina su historia ni quiero hablar. La piedra vino a dar a mi jardín, adornó, y luego viró en monumento: pedestal para un artista que no quería competencia y decía que aquella, por toda su experiencia , era desleal.

Otra historia posible, con respecto ya al escultor,  puede ser de alguien que salió a comprar cigarros, caminó mucho, se perdió, dejó el vicio, y terminó arriba de un cerro. Loco.

O andá a saber.

2017

 

 

Del año anterior (2017) debo destacar cambios importantes en el aprendizaje del modelado.  Una fue el pasaje de figuras compactas a huecas. La variación del tamaño (de los 10-12,  ir a los 20-25 cmts.) suponía trabajar el corte y el ahuecado y posterior pegado,  para que sobrevivieran al horno sin romperse.

La propia concreción de la página y lograr un manejo mínimo para ir incorporándole cosas a medida que voy produciendo,  para lograr algo que se pueda mostrar, es otra. Pendiente están otras que tendré que ir aprendiendo. Entre ellas la propia descripción de las imágenes (escribir) y eso que descubrí a partir de las fotografías que sacó primero César y después Manuel, que transforma objetos lindos -porque me gusta lo que sale de la arcilla- en obras con un mayor impacto que hasta a mi me sorprenden y las transforma en otra cosa.