«Competencia desleal.»

35 cmts. de altura entre los dos oponentes.

Algunas lecturas posibles:

Él, es un escultor que se supo importante, porque se lo dijeron y se lo creyó. Que ésto , que lo otro, ¡qué genial volumen!, ¡cómo trabaja el movimiento!, ¡qué forma, qué belleza! …  pero está enojado. Porque ese humilde pedestal le quita protagonismo: «¡No puede ser!», piensa.  Lo que no sabe es que a veces no se puede competir contra el agua, el fuego, el sol y el viento unidos con el tiempo y la naturaleza toda, sumados a la efímera intervención de los hombres y mujeres.

Luego, más acá,  alguien le dijo que esa piedra, así como la ve, tiene orígenes en los polvos del cemento de las sierras de Minas. Y que viajó mucho. Pasó por Solís de Mataójo hacia el sur,  por la ruta 8. Se transformó luego en soberbia columna de alumbrado público, que miró hacia el cielo, y alumbró. En la zona cerca de Soca  tuvo un nido de hornero arriba. ¿Qué más pedir?

¿Qué cosa terrible le sucedió, qué rayo, qué tragedia, la transformó en ese pedazo de hormigón con un número 28 pintado de amarillo, y con un trozo de hierro adentro?  No se sabe. Apareció en algún momento en la calle Zapicán,  de Neptunia. Y estuvo tirada varios días junto a la cuneta. Ésto, ya lo ví yo (testigo vivo): convertirse en proyectil en manos de  un vecino que vive una cuadra más abajo, que con cara de terror la arrojaba contra una víbora muy colorida que cruzaba delante suyo y dándola por muerta, secándose el sudor,  siguió caminando calle arriba un poco más tranquilo.

A ella la vi salir debajo de la piedra después de unos momentos e internarse en los pastos de enfrente, lo más bien. De las ocasiones en que la volví a ver (a la víbora) y de como termina su historia ni quiero hablar. La piedra vino a dar a mi jardín, adornó, y luego viró en monumento: pedestal para un artista que no quería competencia y decía que aquella, por toda su experiencia , era desleal.

Otra historia posible, con respecto ya al escultor,  puede ser de alguien que salió a comprar cigarros, caminó mucho, se perdió, dejó el vicio, y terminó arriba de un cerro. Loco.

O andá a saber.