(Dibujo de la imagen que recuerdo)
Antes de los Viroga, hubo otros peluqueros en el pueblo. Seu Chiquinho, frente a lo de Evaristo Pérez, antiguo bar de copas y comité de los Blancos en la zona norte, que se llenaba cada cuatro años, era el que nos tocaba a nosotros. Era barato y del barrio. (Andá a saber qué hacía antes). El tipo se las daba de democrático y te daba a elegir entre cuatro opciones – ¨¿O Qué é o que tu quer, preguntaba: Redondinho, Cuadradinho, Francés, o Municipal? Pero nosotros siempre terminábamos con el último, que significaba la bocha pelada con un copete que agarraban las madres cuando nos habíamos mandado alguna «de covoy». Porque por supuesto, estaba todo arreglado por atrás, como suele ocurrir. (Eso uno lo aprende después, con el tiempo).